Crece demanda del producto
Café orgánico logra hasta ¢30.000 más por fanega
Productores pequeños de Tarrazú, como Alonso Chacón, tienen certificación ambiental para su café. ARCHIVO |
Productor dice que se complica cumplir, pero es única salida para sobrevivir
Cadena de Australia pide más grano nacional con certificaciones
Marvin Barquero S.
mbarquero@nacion.com
Treinta años de experiencia en el camino de la producción orgánica y las innumerables trabas encontradas son apenas una esponja para que Emilio Marín absorba los problemas constantes.
Ni siquiera el pago mejor frente al café convencional retribuye el esfuerzo. “Se hace por amor y por heredar a los hijos algo diferente”, explicó este productor de Frailes, Desamparados.
Marín es uno de los cafetaleros que se “casó” con la ilusión de producir en armonía ambiental y cumplir todos los requisitos que pide una agencia certificadora.
La certificación orgánica se une a la calidad propia del café nacional para darle ventajas comparativas en el mercado mundial.
Aunque los precios varían según cada beneficio, se estima que los productores de café orgánico obtienen unos ¢30.000 adicionales por cada fanega. De la cosecha 2006-2007 se les liquidará entre ¢85.000 y ¢95.000 por fanega de grano en fruta, que corresponde a 46 kilos de café beneficiado. El precio regular es de unos ¢60.000.
Este precio adicional es posible toda vez que algunos mercados reconocen un sobrepago por el producto orgánico.
Otros estímulos. También se reconocen precios mejores por otras certificaciones, como las de mantenimiento del bosque, que entrega Rainforest Alliance.
La organización informó esta semana de que la cadena australiana de tiendas especializadas en café Gloria Jean’s Coffees incrementará las compras de café certificado en Costa Rica.
La decisión beneficiará a muchos pequeños cafetaleros de Costa Rica que trabajan con Rainforest Alliance, pero tendrán competencia de productores de Nicaragua, Brasil y Colombia.
El manejo de una finca para obtener una certificación orgánica no es fácil pues aparte de descontinuar el uso de plaguicidas y herbicidas químicos, los ingenieros exigen una gran cantidad de prácticas de conservación de suelos, aguas y otros elementos.
“Ya uno está como desilusionado del montón de peros... viera qué difícil”, lamenta Marín. Pero de inmediato recuerda que el paraíso de finca construido por su abuelo Cecilio Piedra y su papá Nicanor Marín prácticamente “fue destruido” por él y su hermano Pompilio con la aplicación de plaguicidas.
Ahora llevan 30 años de lucha por recuperar ese paraíso. “Mi cafetal ahora está lindo y vivo ilusionado con eso”, expresó el productor.
En vista de las muchas exigencias de este tipo de producción, son realmente pocos los cafetaleros con fincas “orgánicas”. Según el Instituto del Café de Costa Rica (Icafé), apenas un 0,7% de la cosecha nacional del período 2005-2006 se exportó con certificación de grano orgánico. Corresponde a apenas 15.448 fanegas de los 2,33 millones de fanegas cosechadas en total.
Los Marín, que tienen 25 hectáreas cada uno certificadas como orgánicas, creen, empero, que el futuro pasa por producir así.
Con la agricultura convencional no hay futuro pues se destruyen el suelo y otros recursos, como lo hicieron ellos, reconoció Emilio.
La gente prefiere la producción fácil
Los fuertes requisitos, supervisados periódicamente por especialistas de las agencias certificadoras, frenan a quienes buscan la producción orgánica.
Uno de los pasos más fuertes es abandonar la aplicación de agroquímicos en las plantaciones y sustituirlos por productos naturales. La fertilización, por ejemplo, se hace con residuos de granjas avícolas (“gallinaza”) o de caballerizas (“caballaza”).
Los cafetales vuelven a la sombra de antaño, con especies frutales, poró u otros árboles. La materia orgánica de estos árboles se convierte con el tiempo en un gran fertilizante. Aparte de que forma una capa en el suelo, no permite el retoño de las malas hierbas y, en consecuencia, se abandona la aplicación de herbicidas.
http://www.nacion.com/ln_ee/2007/agosto/16/economia1205463.html
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