Ojalá que llueva café
El precio del grano colombiano en el mercado internacional alcanzó la semana pasada niveles no vistos desde 2005. ¿Hasta cuando se podrían sostener?. El único lunar: la revaluación
Por fin, después de cinco años, los cafeteros colombianos comienzan a sonreír. Vislumbran que esta será una Navidad mucho más alegre y que los buenos vientos que soplan podrían prolongar la dicha por dos años más.
¿Por qué tanto júbilo? Varios factores son el motivo de caras tan alegres. El grano alcanzó la semana pasada en el mercado internacional el precio más alto en 30 meses. Llegó a superar los 1,42 dólares la libra. Por su parte, la cotización interna para la compra de la carga de 125 kilos está rondando los 500.000 pesos, cifra que no se veía desde finales del año pasado. Pero además, la cosecha que se está recolectando superará en 400.000 sacos la del año pasado. Se estima que alcanzará entre 12,7 y 13 millones de sacos de un grano de gran calidad, gracias al trabajo que vienen realizando los caficultores para lograr cultivos de mayor rendimiento.
Una cosecha de este tamaño no se veía desde hace muchos años. "Arrancamos de 10,6 millones de sacos en 2002. Este aumento no es una expansión de áreas, sino que gradualmente hemos mejorado la productividad. Es decir, los ingresos van para los mismos caficultores", señala Gabriel Silva, gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros (Federacafé).
Todos los anteriores serían motivos suficientes para esperar un final de año tranquilo para las 560.000 familias cafeteras de Colombia, si no fuera por la apreciación del peso que se les está llevando buena parte de las ganancias por precio externo. "La revaluación borra con el codo parte de lo que se consigue con los mejores precios internacionales", dice el ex ministro Juan Camilo Restrepo Salazar, representante de Antioquia en el Comité Nacional de Cafeteros.
Para Silva es una bendición que se esté dando la actual coyuntura frente al problema de revaluación. "Si no fuera por los precios externos, la situación de los caficultores hoy sería peor de lo que fue en 2002", dice Silva.
Sin querer aguar la fiesta, el gremio cafetero se apresura a afirmar que está muy lejos de una bonanza. Y dicen la verdad. No es sino mirar que en 1975, cuando hubo la verdadera bonanza del café, el precio de la libra llegó a los 3,50 dólares. Hoy el mercado se mueve en los 1,40. Pero tampoco hay que olvidar de dónde se viene: frente a los 60 centavos de dólar por libra a comienzos de este siglo, el panorama sí es alentador.
Sin duda, los precios actuales tranquilizan y dan paz en momentos en que se inicia la gran cosecha nacional. Aunque el café dejó de ser hace mucho tiempo el motor de la economía colombiana, su impacto social no es comparable con ningún otro sector. Se estima que por cada dólar que entra por exportaciones de café, al bolsillo del cultivador llegan 96 centavos lo que, sin duda, tiene un gran efecto multiplicador sobre la economía de 16 departamentos.
Este año se estima que los ingresos por exportaciones de café bordearán los 1.800 millones de dólares, aunque este renglón fue superado hace rato por las remesas, que se acercan a los 4.000 millones de dólares.
Nerviosismo mundial
En el trasfondo de estas buenas noticias para los caficultores colombianos hay unos factores internacionales que explican los mejores vientos.Como se sabe, la suerte del mundo cafetero siempre está ligada a lo que le pase a Brasil, el mayor productor del grano. El hecho de que en ese país no haya llovido hasta el momento en las principales zonas productoras del grano, cuando los cafetales están en el momento crítico para recibir el agua necesaria para la cosecha que se recogerá en ocho meses, tiene nervioso al mercado.
Si no llueve en las siguientes tres semanas, la cosecha de Brasil podría ser inferior a lo que el mercado mundial del café necesita para mantener el equilibrio entre producción y demanda.
Como se trata de la cosecha más grande de ese país, el temor es mayor. Si la producción 2008-2009 alcanza los 50 millones de sacos, el balance mundial sería casi neutro, pero si sólo llega a los 44 millones, se generaría un déficit mundial de seis millones de sacos, lo que completaría seis años consecutivos de balance negativo.
La demanda mundial de café está creciendo a un ritmo del 2 por ciento, lo que significa que la producción se tiene que incrementar en dos millones de sacos al año, para mantener el nivel de inventarios, es decir, sin desahorrar café.
En el mercado internacional el precio está determinado por la producción y por los inventarios y quizás estos tienen una influencia mayor. Si el nivel de reservas baja, los tostadores estarán dispuestos a pagar mejor precio. Eso, obviamente, les conviene a los países productores como Colombia.
El balance entre producción y consumo, aun tomando las producciones más altas de Brasil y Vietnam, está muy apretado. Hay un desequilibrio entre la oferta, que asciende a unos 118 millones de sacos, frente a una demanda que alcanza los 126 millones. Esto alienta a los más optimistas a pensar que los precios internacionales se podrán mantener en los niveles actuales. Por lo menos hasta 2009.
Tomando café
La revolución, sin duda, la está impulsando el consumo. Según Silva, hay un cambio estructural. Se han incorporado los consumidores de café a segmentos de la economía mundial y grupos demográficos que estaban por fuera. "Hablamos de China, Rusia, Asia, Oriente Medio y hasta países productores como Brasil, que no sólo quiere ser el primer productor del grano, sino alcanzar el rótulo de mayor consumidor", dice Silva.
La gente joven de entre 16 y 25 años está tomando café, lo que antes parecía una aspiración remota. Juan Camilo Restrepo señala que la gente le está cogiendo gusto a esa bebida y eso es gracias a los granos de gran calidad como el colombiano.
Para el gerente de la Federación tampoco es conveniente que se llegue a precios tan elevados que espanten al consumidor y deje de comprar. Las buenas perspectivas del mundo cafetero para Colombia ¿hasta dónde se pueden extender?
Lo real es que el mercado estará en déficit en los próximos tres años. Más allá es difícil de predecir cualquier cosa. Pero como el café es un cultivo permanente que tiene ciclos muy claros, sí se puede decir que un consumo en expansión y las restricciones de oferta por diferentes razones son la combinación que hace pensar que habrá firmeza en los precios. Hasta qué nivel, nadie lo sabe.
Lo que todos tienen claro es que la situación es positiva, mas no de euforia. Mejor dicho, que no hay que comenzar a botar la casa por la ventana.
http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=106840
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