En Puebla está la esencia de una firma que sirve café en todo el país; para Domingo Minutti las 360 unidades que opera son pocas y va por 400 más en 4 años
ATLIXCO, Pue.— Quien está detrás del escritorio no es un empresario de canas, tampoco es gordo y mucho menos gruñón.
Domingo Minutti opta por dejar su identidad en el anonimato y prefiere no terminar con la descripción que imagina deben tener las personas de él; no obstante, desde sus oficinas en Puebla acepta platicar con EL UNIVERSAL y compartir los secretos que llevaron a su empresa a servir café en todo México.
El dueño y director de Italian Coffee sabe que su compañía ha despertado el interés de diversos inversionistas en el país e, inclusive, del extranjero debido al vertiginoso crecimiento de su marca en los últimos años. Está consciente de que la presencia de sus 360 cafeterías en suelo mexicano, excepto Baja California, despierta el apetito hasta del empresario más cauteloso.
Sabe que su compañía cuenta con el prestigio y posicionamiento exigidos que garantizan éxito en ventas. A Minutti le agrada la idea de poder compartir ese éxito con inversionistas.
Surgida en 2000 en una Plaza Express de la capital de Puebla, la cadena de cafeterías reporta a la fecha 300 unidades en operación bajo el esquema de franquicia, una de ellas en España, y la firme promesa de conquistar Estados Unidos en el mediano plazo. Ya hay una tienda en Houston, dice Minutti, quien estima abrir 30 más en todo Texas el próximo año.
Con 100 aperturas al año, entre ocho y 10 tiendas por mes —igual a una cada 90 horas—, el ritmo de crecimiento que experimenta Italian Coffee desde 2006 asusta a la industria y es objeto de rumores que avivan aún más el interés por la marca.
En reiteradas ocasiones, comenta el empresario de 40 años, se ha especulado que el mexicano y multimillonario Carlos Slim estaría interesado en adquirir la compañía, hecho que Minutti descarta al señalar: ni ahora ni después. Italian Coffee sirve café a más de tres millones 500 mil personas cada mes, casi 10 mil clientes en promedio por unidad en más de 200 ciudades del país.
Por eso, el dueño de la cafetería —miembro de la cuarta generación de una familia italiana en suelo azteca— insiste que su empresa vende “café y sólo café”.
La mezcla de su aromático está compuesta de ocho granos mexicanos con una base de café poblano y otro de Veracruz.
Italian Coffee tuesta un promedio de dos toneladas del aromático al día y tiene una capacidad instalada que le permitiría cuadriplicar la producción sin hacer cambios.
Desde el rancho que funge como centro de tostado y distribución a todo el país —también en el anonimato de los pobladores—, Minutti detalla que el éxito de su cafetería obedece al concepto, producto y servicio que presta.
El empresario que comenzó su negocio con la importación y venta de cafeteras para expresso asegura no tener competidores.
Y la fórmula, dice, es sencilla: “Sirvo café al cliente que le gusta el café”. Minutti no apuesta por un perfil específico de consumidor, el espectro es tan amplio que en sus cafeterías conviven personas de todas las edades y estratos sociales. Además, asegura vender un café económico en instalaciones cómodas que también sirven para pasar el tiempo y platicar.
Italian Coffe tiene otra ventaja. Con el boom del café impulsado por decenas de cafeterías, la empresa de Minutti casi podría garantizar el éxito en ventas.
Como el caso de la primera franquicia que la firma abrió en León, Guanajuato, tan sólo seis meses después de iniciado el concepto.
Con esa naturalidad, Minutti se ha hecho de la cadena de barras de café más grande del país y, lejos de pensar en el estancamiento, Italian Coffee está lista para abrir 400 tiendas más en los próximos cuatro años.
De la saturación del mercado, Minutti ríe. Tan sólo en Puebla, una ciudad con tres millones de habitantes, existen 70 cafeterías de la cadena “y ninguna le quita clientes a la otra”.
Otra de las estrategias de crecimiento se dará de la mano de Blockbuster. La empresa que renta películas y videojuegos opera ya en plan piloto un complejo de salas de cine en Cholula, Puebla, que piensa extender a varias plazas del país y en el que Italian Coffee será el responsable de vender café.
“Ellos van a hacer cine y van a dejar a un especialista que venda café”, resume Minutti la operación sin más detalles debido a que su socio José Luis Salazar —con quien iniciara en la venta de cafeteras— fue el responsable de la operación, además de que no existe aún el proyecto concreto de aperturas.
En la mente de Domingo hay más planes. Proyecta escribir un libro para relatar cómo se inició en los negocios a los 15 años de edad, describir su salida de la Universidad Autónoma de Puebla cuando cursaba tercer semestre de preparatoria para no continuar jamás con sus estudios, o detallar el crecimiento de su marca que asegura alcanzará en Centro y Sudamérica, que por ahora no comparte más, pero insiste que ya sembró las primeras semillas de un proyecto que espera con ansiedad rinda sus frutos: para que la mezcla italiana se deguste y huela pronto en otras latitudes del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario