domingo, 30 de diciembre de 2007

Maqueta de una finca de café en Colombia

Reciclador creó una finca a punta de desechos y la expone en el centro de Armenia

Educardo Velásquez se dio la maña de contarles a quienes visitan el Quindío por esta época cómo es la vida en una finca cafetera.

Todos los días, desde los primeros rayos del sol hasta bien entrada la noche, este reciclador de 60 años, que desde niño tiene inquietudes de artista, se planta en la Plaza de Bolívar de Armenia con la maqueta de la finca que hizo a punta de objetos que rescató de las basuras durante tres lustros.

Su creación la comenzó hace 20 años. Para ello echó mano de recuerdos de su infancia y juventud, que luego nutrió con piezas recolectadas.

Las ensambló y les dio 'vida' propia con pequeños motores, también salidos de los desechos. El producto es esa réplica a escala que, sin excepción, atrae la curiosidad de quienes pasan por ese céntrico lugar de la capital quindiana.

En la maqueta, fabricada a base de retazos, se recrean los procesos del grano y la vida diaria de los habitantes del campo en el Eje Cafetero.

Los objetos inservibles para muchos, ahora hacen parte de un beneficiadero de café que genera admiración entre quienes la observan.

"Muy interesante el funcionamiento eléctrico de la maquinaria, todo es muy bonito. Muy pintoresco, es una belleza, todo muy típico", dice Nidia Javes, una peruana que mira en detalle las figuras de Educardo, que hasta hace no mucho vivió y durmió en la calle.

Otros desprevenidos transeúntes resaltan el espíritu emprendedor de este hombre de cabello gris y aspecto humilde, que no tiene reparo en explicar las piezas que forman parte de su finca.

Tras una ciudad de hierro

Educardo, nacido en Calarcá y con unos años de primaria, tuvo que soportar mucho tiempo rechazos y burlas de quienes creían que con sus muñecos no llegaría a 'ningún Pereira', incluidos entes oficiales a los que pedía apoyo para exponer sus diseños.

"A muchos les dije que podría llevar el nombre de Calarcá al ámbito nacional e internacional", recuerda sin asomo de rencor. Finalmente, este año, la Oficina de Fomento y Turismo de Armenia le dio la oportunidad de exponer su obra. Él está agradecido.

Con su trabajo se han generado dos empleos. Su hijo Julián Mauricio es el encargado de darles forma a los rostros de los muñecos diseñados en plastilina, y su medio hermano colabora en la elaboración de las figuras y la recolección de motores que le dan movimiento a la finca.

Educardo confiesa su pasión por las atracciones mecánicas y cuenta que ahora quiere hacer una ciudad de hierro.

"Esta es una tercera parte de lo que pienso hacer. De la cuidad de hierro quiero hacer ocho juguetes, tengo caballitos, aviones, motos, la rueda y el tren fantasma", revela.

Sin la pretensión de ganar mucho dinero, pero sí con el objetivo de no tener que volver a su vida de reciclador, a Educardo le queda la satisfacción de exponer las obras por las que tanto ha luchado.

Se siente orgulloso de haber trabajado como reciclador y deja ver el júbilo de un sueño cumplido que seguirá moldeando, pues planea visitar ferias y fiestas en el país.

"Con su aporte llevamos lejos esta muestra de cultura, su aporte es voluntario", dicen los avisos que pone en la mesa que sostiene la maqueta de su finca.

Casas y muñecos hechos arte

  1. La típica casa campesina fue elaborada con pedazos de bambú y madera recogidos por el artesano en las calles de Armenia y Calarcá. El secadero del café, sobre la casa, como se usa en varias fincas de la región, también es producto de ensamblar objetos reciclados. "El que está regando el café tiene una manito blanca y la izquierda es café, y no son las propias del muñeco", explica Educardo.
  2. La imagen de una mujer del campo en sus labores caseras. Está hecha con una muñeca rescatada de las canecas y retazos de tela. La casa, en la que está la campesina, fue elaborada uniendo remiendos de madera. La lámpara, la plancha, los materos y demás elementos que componen la escena los recogió Educardo cuando era reciclador.
  3. El bambú, que simula la guadua que se produce en la región, predomina en las edificaciones que construyó el artesano. Cada pieza usada en las figuras que reproducen las actividades de recolección y beneficio del café salieron de desechos recogidos. Los muñecos se mueven con electricidad y motores de máquinas caseras y equipos de sonidos antiguos y viejos e inservibles tocadiscos.

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