miércoles, 13 de febrero de 2008

Café de Nicaragua

Acidez y dulzura para saborear

Con una mezcla balanceada, que incluye un toquecito de acidez y otro de dulzura, dando como resultado un sabor achocolatado, el café de Nicaragua ha conquistado el paladar de consumidores en más de 25 países. Pero a nivel nacional el consumo aún es moderado, ¿Qué se puede hacer? Manos a la taza

Se puede tomar ya sea caliente, frío o simplemente como base de una bebida especial. Bien a primera hora de la mañana, al iniciar la jornada de cada día, después de almorzar, cuando la familia está reunida o, simplemente, cuando a uno se le antoja.

Lo puede encontrar en tiendas especializadas donde expertos en el arte del barismo se esmeran en prepararlo y servirlo, en hoteles y restaurantes, en pequeños kioscos ubicados en centros comerciales o en manos de vendedores ambulantes que recorren calle tras calle pregonando su nombre.

El café, el primer producto de exportación de Nicaragua, que se negocia con más de 25 países de los cuatro puntos cardinales del planeta, tiene aún cancha para seguir conquistando paladares no sólo a nivel internacional sino también local.

Entre el primer día del año, es decir entre el 1º de enero, y el último, el 31 de diciembre, cada nicaragüense consume en promedio 2.08 kilos de café, es decir poco más de 4.5 libras, según cifras de la Organización Internacional del Café (OIC). Tal consumo está lejos de muchos países exportadores, ya no se diga de los importadores.

El director ejecutivo de la OIC, Néstor Osorio, ha sostenido en entrevistas brindadas a LA PRENSA que el consumo interno es una opción para los países productores y exportadores del grano como Nicaragua o con Brasil, líder mundial en el rubro, que en los últimos años ha logrado elevar el consumo per cápita de la bebida a poco más de 5.12 kilos con un paquete de medidas.

En diez años Brasil pasó de consumir 8 millones a 16 millones de sacos. “Es decir, duplicó su consumo. ¿Cómo lo hizo? Trabajando en la pureza, trabajando en la calidad con una industria fuerte”, refirió Osorio en septiembre del 2007 cuando visitó Nicaragua.

Pero subrayó que “el caso de Brasil es poco especial porque allí no había diez tostadores, sino que eran 500 tostadores. Un día alrededor de 20 dijeron: ‘pongamos dinero y vamos a hacer un plan de promoción’. Lograron una ley para garantizar la pureza del café”. Por allí empezaron, la pureza. Solamente así obtuvieron ciento por ciento de aumento en el consumo.

CON LA CALIDAD REQUERIDA

Bjord Brend, coordinadora de Nordic Barista Cup, no la piensa y segura que el café de Nicaragua “es de primera calidad”.

“En Europa gustan la mezcla de acidez y dulzura del café de Nicaragua. En la tostadora donde yo trabajo tenemos café de Nicaragua y la tienda vende mucho este café”, declara.

Entonces, dice, lo primero para aumentar el consumo interno está: la calidad del grano. Pero hay que hacer más para que el mercado local crezca: educar al consumidor, ofrecer opciones de precios y de bebidas para diversos segmentos del mercado.

“La gente de Nicaragua puede ser que no sabe cómo en la casa preparar un latte o un capuchino. No tiene muchas máquinas (para prepararlo). Una forma (de aumentar el consumo) es educar y hacerle ver a la gente que es sencillo”, indica.

Cifras diversas indican que en Nicaragua entre 200 mil y 250 mil quintales de café se consumen en el mercado nacional cada año.

Al respecto Brend recomienda: “Si ustedes no exportan todo el café bueno puede aumentar el consumo interno”.

“También hay que educar a la gente de cómo preparar un café, por qué este café es bueno o malo y enseñarle a preparar café con leche, porque creo que aquí está el futuro. Café con leche es una nueva moda, es una nueva forma de servir café a nivel mundial”, subraya.

LO BUENO CUESTA

El consumo per cápita de café es Nicaragua está aún lejos de los poco más de cuatro kilos que se consumen en Costa Rica, otro país productor de la región, pero sí está por encima del consumo de El Salvador, Guatemala y Honduras, donde supera poco más de un kilo al año.

Y si se le compara con lo que toman los países importadores, como los nórdidos (Finlandia, Dinamarca, Suecia y Noruega), la diferencia sí es notable, como la distancia geográfica que separa a Nicaragua de este grupo de naciones.

Roberto Bendaña, coordinador del Segundo Campeonato Nacional de Barismo y director ejecutivo de Café Don Paco, refuerza: “En los países nórdicos se consumen más de 9 kilos. Es verdad que allá es frío y la gente busca una bebida caliente, pero el café también se puede preparar frío”.

“Estamos comenzando a empujar el consumo interno, por ejemplo con nuevas cafeterías que ahora sirven café froxen o frapuchino a base de hielo, o tomarlo con cubitos de hielo. Y si es café de buena calidad es una bebida que sabe bien y que es refrescante”, sostiene el también ex viceministro Agropecuario y Forestal (Magfor).

Pero Bendaña advierte que “lo importante sí es usar buena calidad que, sin duda alguna, a los europeos les encanta esa combinación de acidez y dulzura y, a la misma, vez la característica del café nicaragüense es achocolatado, se le siente”.

Por ello indica que “si exportamos toda esa primera calidad y sólo nos quedamos con la segunda o la tercera, entonces hay necesidad de ponerle mucha azúcar, mucha leche, para esconder esos daños, ese sabor amargo y feo que estamos acostumbrados a tomar localmente”.

Por ello dice que el sector cafetalero apuesta a fomentar el consumo interno, no sólo con eventos nacionales como la reciente realización del Segundo Certamen Nacional de Barismo, sino además a través de otros canales.

“Estamos entusiasmando a jóvenes profesionales que se involucren y después que conozcan cómo preparar café, que deseen ser dueños de sus propios negocios. Pero tenemos que capacitar a profesionales, si es posible bilingües, para que también puedan ser embajadores a nivel mundial del café nicaragüense”, dice.

Pero en este esfuerzo el consumidor en general puede encontrarse con precios que, quizás, no estén al alcance de su bolsillo.

“Es verdad que en los establecimientos (tomar un café) es más caro, porque tiene que pagar rentas muy caras, puede costar entre dos a un dólar un taza de café, pero en un lugar más accesible la taza no debería costar más de 10 córdobas, es decir unos 50 centavos de dólar”, valora.

El café no es un producto de lujo, sostiene. Entonces, “manos a la taza” para hacerlo llegar a los paladares de más nicas.



http://www.laprensa.com.ni/archivo/2008/febrero/13/suplementos/negocios/242830.shtml

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