Su pasión son las secadoras
El riobambeño de 68 años fue el pionero en la construcción de las maquinarias. Ahora es un profesor jubilado y se dedica por completo a su fábrica, en Guayaquil.
La tranquilidad que mantiene durante sus conversaciones y la sencillez de su vestimenta reflejan la personalidad del ahora profesor jubilado Jorge Ruiz.
Desde hace cuatro años dejó sus cátedras en la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad de Guayaquil y también la vida pública. En su agenda ya no constan las actividades como Presidente del Colegio de Ingenieros Mecánicos del Guayas.
Ruiz ahora se dedica a la venta de secadoras agrícolas y a la fabricación de estructuras metálicas. Este ingeniero mecánico fue el pionero en la fabricación de estas maquinarias agrícolas.
Ahora es la inspiración de los cinco ingenieros civiles y mecánicos que hay en la familia.
Jorge Ruiz empezó sus estudios en la Escuela Politécnica del Litoral hace 49 años. Ahora tiene 68 y recuerda su época estudiantil. Aunque evita hablar de sus calificaciones, dice con modestia que trabajar con números nunca le representó un reto mayor.
Los hijos dicen que es perfeccionista, eficiente y exigente, aunque ahora menos que en sus días de catedrático de la Espol.
Ruiz montó su empresa de secadoras agrícolas hace 32 años. Así, este riobambeño se convirtió en uno de los primeros en mecanizar algunos procesos. Junto a su socio, ya fallecido, Aldo Sereni, encontraron la forma de replicar la tecnología que se aplicaba a la producción, en países europeos.
Ellos analizaron la estructura de secadoras con intercambiador de calor (dispositivo que transfiere calor de un fluido a otro) de la marca inglesa Lister.
Más tarde, una vez dominada la técnica de su fabricación, empezó a fabricar máquinas similares.
Las secadoras se diferencian de otras que surgieron. Ruiz confiesa que el intercambiador de calor fue la clave. Este elemento permitía secar el producto –sobre todo cacao y café– sin que se mezcle con los gases de la combustión. Algo similar se utiliza en aires acondicionados y neveras.
Las secadoras de Ruiz, de marca Sirca, tienen precios que oscilan entre USD 3 000 y 23 000 y capacidades de hasta 20 toneladas. En la lista de clientes que han adquirido por lo menos dos secadoras Sirca están Nestlé, Cacao Finos, Agrícolas Cañas, Colonial Cocoa, Cofina y Ofela.
También abasteció al Programa Cacao del Ministerio de Agricultura con 40 máquinas, el Grupo Quirola con, 12 y la Unión Nacional Cacaoteros con siete.
Juan Carlos Varrezueta, gerente de Producción de la división agrícola de Naturisa, dice que las máquinas de Ruiz son necesarias especialmente en épocas de lluvias. “Baja la humedad de 70 quintales de cacao a la vez de un 20 a 5%,” asegura Varrezueta.
El proceso de secado de otros productos como arroz, maíz, soya, hortalizas, pimienta, pescado y camarón también se puede acelerar con la misma tecnología.
La fábrica está ubicada en el área industrial de Mapasingue, al noreste de Guayaquil. Comenta que al principio tuvo que luchar contra la noción popular que solamente servía el secado al sol, pero que la mayoría de productores saben que el secado con máquinas es más eficiente.
Su reto ahora es abrirse a nuevos mercados. Recientemente viajó a Venezuela para instalar una de sus secadoras.
“Somos los primeros en ofrecer una secadora con esta tecnología. Hasta la fecha no he visto otra similar porque no tienen intercambiador de calor”.
http://www2.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=174022&id_seccion=6
El riobambeño de 68 años fue el pionero en la construcción de las maquinarias. Ahora es un profesor jubilado y se dedica por completo a su fábrica, en Guayaquil.
La tranquilidad que mantiene durante sus conversaciones y la sencillez de su vestimenta reflejan la personalidad del ahora profesor jubilado Jorge Ruiz.
Desde hace cuatro años dejó sus cátedras en la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad de Guayaquil y también la vida pública. En su agenda ya no constan las actividades como Presidente del Colegio de Ingenieros Mecánicos del Guayas.
Ruiz ahora se dedica a la venta de secadoras agrícolas y a la fabricación de estructuras metálicas. Este ingeniero mecánico fue el pionero en la fabricación de estas maquinarias agrícolas.
Ahora es la inspiración de los cinco ingenieros civiles y mecánicos que hay en la familia.
Jorge Ruiz empezó sus estudios en la Escuela Politécnica del Litoral hace 49 años. Ahora tiene 68 y recuerda su época estudiantil. Aunque evita hablar de sus calificaciones, dice con modestia que trabajar con números nunca le representó un reto mayor.
Los hijos dicen que es perfeccionista, eficiente y exigente, aunque ahora menos que en sus días de catedrático de la Espol.
Ruiz montó su empresa de secadoras agrícolas hace 32 años. Así, este riobambeño se convirtió en uno de los primeros en mecanizar algunos procesos. Junto a su socio, ya fallecido, Aldo Sereni, encontraron la forma de replicar la tecnología que se aplicaba a la producción, en países europeos.
Ellos analizaron la estructura de secadoras con intercambiador de calor (dispositivo que transfiere calor de un fluido a otro) de la marca inglesa Lister.
Más tarde, una vez dominada la técnica de su fabricación, empezó a fabricar máquinas similares.
Las secadoras se diferencian de otras que surgieron. Ruiz confiesa que el intercambiador de calor fue la clave. Este elemento permitía secar el producto –sobre todo cacao y café– sin que se mezcle con los gases de la combustión. Algo similar se utiliza en aires acondicionados y neveras.
Las secadoras de Ruiz, de marca Sirca, tienen precios que oscilan entre USD 3 000 y 23 000 y capacidades de hasta 20 toneladas. En la lista de clientes que han adquirido por lo menos dos secadoras Sirca están Nestlé, Cacao Finos, Agrícolas Cañas, Colonial Cocoa, Cofina y Ofela.
También abasteció al Programa Cacao del Ministerio de Agricultura con 40 máquinas, el Grupo Quirola con, 12 y la Unión Nacional Cacaoteros con siete.
Juan Carlos Varrezueta, gerente de Producción de la división agrícola de Naturisa, dice que las máquinas de Ruiz son necesarias especialmente en épocas de lluvias. “Baja la humedad de 70 quintales de cacao a la vez de un 20 a 5%,” asegura Varrezueta.
El proceso de secado de otros productos como arroz, maíz, soya, hortalizas, pimienta, pescado y camarón también se puede acelerar con la misma tecnología.
La fábrica está ubicada en el área industrial de Mapasingue, al noreste de Guayaquil. Comenta que al principio tuvo que luchar contra la noción popular que solamente servía el secado al sol, pero que la mayoría de productores saben que el secado con máquinas es más eficiente.
Su reto ahora es abrirse a nuevos mercados. Recientemente viajó a Venezuela para instalar una de sus secadoras.
“Somos los primeros en ofrecer una secadora con esta tecnología. Hasta la fecha no he visto otra similar porque no tienen intercambiador de calor”.
http://www2.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=174022&id_seccion=6
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