A inicios del siglo XX, en la zona del Tercer Frente en Santiago de Cuba, los campesinos optaron por introducir -según se afectaba el café tradicional (Arábico)- la variedad denominada Robusta; este exponía mejores condiciones desde el punto de vista de la adaptación al clima, pues es muy resistente a las altas temperaturas, plagas y enfermedades.
Alcibíades Aguilar Báez, especialista de la base productiva del Grupo Empresarial de la Agricultura de Montaña (GEAM) y asesor del subprograma 2 de café en esta provincia, explica la importancia de este último y el trabajo que hoy realizan para favorecer su plantación en grandes extensiones de tierra.
“El Coffea canephora (Robusta) permite temperaturas de hasta 26 grados, es menos exigente con las condiciones del suelo y en cuanto al contenido de materia orgánica. Con profundidad de 40 ó 50 centímetros ya tiene, mientras el Arábico (Coffea arabica) requiere 60, y no sobrevive después de los 24 grados promedio.
“Aquí en Granma tenemos áreas con esta variedad que pasan los 25 años, las más viejas están en Guisa y Buey Arriba.
“Desde hace algún tiempo se definió que se iba a usar un poco más por dos razones fundamentales, son considerables sus cualidades: la casi invulnerabilidad ante el clima, las plagas y enfermedades, y el aumento de su valor.
“Durante los primeros cinco, seis o siete años la producción no será con fines exportables sino para el consumo nacional, para sustituir importaciones.
“Gracias a su elevado rendimiento esta tarea se concibe más fácil, por esa razón en nuestra provincia se plantarán mil 600 hectáreas en áreas del llano y la precordillera en el periodo 2010 -2012.
“Inicialmente pensamos sembrarla en los 13 municipios de la provincia, pero teniendo en cuenta que la mayor infraestructura y especialización está en los territorios montañosos Guisa, Buey Arriba, Bartolomé Masó, Campechuela, Media Luna, Pilón y también Niquero, decidimos concentrar allí el grueso de la cosecha.
“En un futuro podría sembrarse en Río Cauto, Cauto Cristo y Bayamo pero ahora vamos a trabajar en esos territorios y unas 50 hectáreas en Jiguaní.
“Dimos recorridos, impartimos seminarios y hubo aceptación de los productores en el llano. Muchos de ellos vivían en la montaña y conocen la variedad y sus bondades.
“Ahora estamos haciendo un estudio general de los suelos, el clima, la fuerza de trabajo, donde queda determinado el plan de plantación por año.”
La sombra permanente será el algarrobo del país, una planta leguminosa que aporta nitrógeno al suelo, tiene raíces profundas que le permiten obtener agua de las capas subterráneas sin afectar el café.
Además es resistente al viento, no es hospedero de plagas ni enfermedades afines al cultivo y tiene una buena distribución del follaje.
“La única dificultad estriba en el lento crecimiento, puede tardar dos o tres años hasta brindar la sombra necesaria. Para resolver esta situación hemos decidido poner una temporal –el plátano burro Censa- que se sembraría en abril y mayo”, precisa Alcibíades.
“Tiene buen porte, esto contribuirá a que el algarrobo crezca bien alto, como conviene y propiciará la sombra los primeros años.
“La alternativa es muy importante y práctica para los productores porque a un caró (1,34 hectáreas) se le pueden sembrar dos mil ejemplares de plátano, y aunque no tengan riego, obtendrían mil quintales aproximadamente de esta vianda.
“Este año plantaremos con Censa 300-400 hectáreas, esas mismas con café en el 2010. El próximo sembraríamos un poco más de sombra y de café, hasta completar las mil 600 en el 2012.
“Con esa combinación prevemos tener resultados magníficos tanto productivos como económicos”.
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