jueves, 17 de mayo de 2007

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Café de la finca El Injerto, con segundo lugar mundial


Vernick Gudiel
Siete décimas de punto separaron al grano de la finca El Injerto, de Huehuetenango, para ser considerado como el mejor café del mundo, durante la Roaster Guild Cupping Pavilion 2007, organizada por la Asociación de Cafés Finos de EE.UU. (SCAA).

“Durante las rondas preliminares estuvimos arriba de la finca La Esmeralda, de Panamá, que produce una rara variedad de café silvestre denominado geisha”, sin embargo, en la ronda final los catadores les otorgaron a ellos 89.7 puntos, y a nosotros 89 puntos, pero “gracias a Dios, la satisfacción fue que quedamos en segundo lugar entre 104 países”, informó Arturo Aguirre, propietario de la finca El Injerto, de regreso en Guatemala.

El evento realizado a inicios de mayo, en Los Ángeles, California, atrajo a las 104 mejores cafés gourmet del mundo, que fueron evaluados por catadores de la SCAA. Por tercer año consecutivo ganó la finca La Esmeralda, de Panamá, que ostenta el récord de US$50.25 la libra durante una subasta electrónica realizada en 2006; el tercer lugar lo obtuvo el café costarricense Sin Límites, elaborado por un microbeneficio y presentado a concurso por Deli-Café.

Entre los primeros diez lugares destacaron cafés de Nicaragua, Etiopía, Hawái, Colombia y El Salvador. Participaron 30 fincas guatemaltecas.

Más de 30 jueces seleccionan al ganador con base en seis atributos: gusto, fragancia, aroma, sabor, cuerpo y postgusto (intensidad de sabor que queda luego de ingerirlo).

Calidad reconocida

La calidad del café de El Injerto ha sido reconocida en anteriores oportunidades: en 2006 ganó la Cup of Excellence con un precio récord de US$25.20 la libra en subasta, y ha obtenido el segundo lugar en las competencias de 2002, 2004 y 2005. También fue seleccionado por la revista estadounidense Forbes, que la incluyó en su lista de los diez cafés más caros del mundo.

Pero ¿qué hace tan especial al café de la finca El Injerto, que tostadoras de China, Japón y EE.UU. desean comprar su producción? Aguirre señala que la calidad está ligada al esmero con que producen el grano.

“Todos los años hago un análisis de suelo y foliar para ver los nutrientes y se piden fertilizantes a Noruega con una fórmula especial para que tenga los nutrientes adecuados. No usamos fungicidas ni plaguicidas, solo usamos el Sol, por eso es café ecológico. Solo cortamos la cereza en su grado óptimo de madurez. La finca está dividida en parcelas de café borbón, catuai y maragogype. El grano se corta el mismo día, y no se mezcla con otro, luego sigue su proceso de fermento, lavamos el café con agua de montaña y lo dejamos 24 horas en un tanque con agua fría circulando. Luego se seca al sol y después en bodega reposa y suelta la humedad durante tres meses”, explica .

Ese esmero es recompensado por sus compradores, que doblan el precio de la Bolsa de Nueva York. “Si el quintal se cotiza a US$110, nuestros compradores pagan US$220”, dice. Pero producir un café de alta calidad es caro; el costo de un quintal de café oscila entre US$60 y US$70, pero el nuestro es entre US$110 y US$120, agrega.

¿Por qué es tan caro? Aguirre señala que se debe a la exigencia. “Somos la tercera generación de productores de la finca, pagamos bien a nuestros cortadores, arriba del salario mínimo (Q60 diarios), más pasajes, comida, tortillas, porque nos gusta que nos trabajen bien, trabajamos contra pedido y nuestros clientes nos exigen calidad”, concluyó.


Guatemala, miércoles 16 de mayo de 2007

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