El café turco ya casi es historia
La fuerte bebida cuyo consumo data del siglo XVI, requiere de un cuidado ritual.
Una taza de café turco, fuerte, amargo y negro es para muchos el símbolo distintivo de la tradición local; sin embargo numerosos turcos prefieren los capuchinos importados, el café con leche o el té.
El café local, calentado lentamente en un recipiente especial y servido en pequeños pocillos con una ligera espuma encima, es una tradición que data del siglo XVI. Su preparación, como un ritual, requiere tiempo y cuidado.
Pero el café turco es menos apropiado para el ritmo de la vida moderna.
Los jóvenes turcos, al igual que sus pares en el resto del mundo, son más proclives a elegir un capuchino, un expreso o un vienés doble de una cadena internacional de cafeterías mientras se apuran por llegar a trabajar.
Algunos ven a esta tendencia como una prueba de que el país se está volviendo más fragmentado y occidentalizado. Otros dicen que el té, la variedad dulce y negra que se sirve en vaso, es más turco que el café.
Desde los días del Imperio Otomano, cuando llegó por primera vez a Estambul desde Yemen, el café turco se extendió a partes de Europa. Todavía se bebe en los Balcanes y en todo el Medio Oriente.
De los compromisos matrimoniales a la predicción de la fortuna y los antiguos rituales de hospitalidad, el café ha sido lo que ha cohesionado a la sociedad, como lo refleja el proverbio “una taza de café significa 40 años de amistad”.
Hamdi Akan, un entusiasta del café y profesor de medicina de la Universidad de Ankara cuya pasión por la bebida lo ha llevado a crear el sitio de internet www.kahve.gen.tr, no se deja impresionar por la espuma moderna.
“Esta sociedad está más y más americanizada (por Estados Unidos)”, dijo Akan, mientras bebía café turco y agua y comía delicias turcas, un dulce gelatinoso recubierto de azúcar, en un centro comercial de Ankara.
Una encuesta realizada por el sitio de internet de Akan sugiere que más gente piensa que el té, más barato, cultivado localmente y ampliamente promocionado por los grupos productores, refleja mejor la cultura turca que el café.
En los últimos 45 años, la cantidad de café importado cada año desde Brasil para hacer la bebida turca tradicional se ha mantenido constante en 9.000 toneladas, pese a que en ese período la población del país más que se duplicó hasta llegar a los 74 millones de habitantes.
El consumo total de té saltó a 220 mil toneladas el año pasado, respecto de las 150 mil toneladas de hace apenas cinco años.
http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=566847
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