jueves, 3 de enero de 2008

Café orgánico de Costa Rica


Finca cafetera de Frailes emplea más de 30

Familias cabécares levantan cosecha de café orgánico

Indígenas caminan hasta tres días por la montaña para llegar a la cosecha

Exportadores pagan hasta 40% más por café sin agroquímicos

Café nekis tó “ (vamos a juntar café), es la frase que se escucha al amanecer en la finca de los hermanos Marín, y “ estaburía ” (hasta mañana) es lo que se oye al final de la jornada.

Allí, en Frailes de Desamparados, frente al cerro El Abejonal, más de 30 familias de indígenas cabécares, recogen la cosecha de café orgánico que Emilio y Heriberto Marín cultivan en un área de 50 manzanas.

El proyecto de cultivar café de manera orgánica (sin aplicar abonos ni herbicidas), comenzó hace 15 años, cuando la tierra de esa finca se saturó de químicos y los cafetales comenzaron a secarse .

Los cogedores indígenas comenzaron a llegar allí hace siete años y vienen desde Chirripó, Quetzal y Grano de Oro, tras recorrer a pie más de 118 kilómetros.

Emilio Marín asegura que “los blancos” de esa zona ya no quieren trabajar en la cosecha. “Vea, estos indios son de los últimos costarricenses que cogen café, “algunos tardan hasta tres días en llegar y son muy buenos trabajadores”, explica Marín.

Gregorio Obando Chaves, un miembro de la tribu, me explica que su gente coge graneado, escogiendo los granos para tomar solo el café maduro y cuidando que las hojas de la mata no se dañen.

Rodolfo Salarzar Mora, otro de los cogedores cabécares, tiene ocho hijos. Cuatro de ellos, junto a su esposa, están en esa finca recogiendo café.

Trabajo que ayuda. Los cabécares viven en pequeños cuartos de madera construidos a la orilla del cafetal, con una estufa de leña. Cada uno de ellos recoge entre 15 y 20 cajuelas por día.

“Nosotros vivimos en Chirripó, allá no hay mucho trabajo, más que nada vivimos de los plátanos que sembramos; por eso cuando hay cosecha de café nos venimos para Frailes”, relata Obando Chaves.

Por cada cajuela de café reciben ¢700, lo que representa un ingreso de entre ¢65.000 y ¢85.000 cada semana.

La temporada alta de la cogida de café comienza en diciembre y termina a finales de febrero.

Para estas familias cabécares, ese dinero es el único ingreso de efectivo que tendrán durante todo el año.

Ecológico y rentable. Las fincas de los hermanos Marín están certificadas como fincas de producción orgánica, lo que les permite obtener entre un 35% y un 40% más en precio de venta de cada fanega (46 kilogramos).

La técnica para lograr que el cafetal produzca sin utilizar fertilizantes, fungicidas ni otros químicos consiste en sembrar, cada ocho o diez metros , árboles de poró, cirrí, nísperos y naranjos.

A estos árboles se les podan las ramas hasta una altura de entre 8 y 10 metros, de manera que permitan el paso del sol y aporten sombra y materia orgánica (de sus hojas y frutos). Esta incorpora a la tierra el nitrógeno y el potasio que los cafetos necesitan para crecer y florear.

Según Emilio Marín, se trata de un tipo de agricultura amigable con el ambiente, pero que necesita mucho trabajo, ya que hay que chapear constantemente el suelo alrededor, limpiar y podar las plantas.

Marín asegura que pasar del cultivo tradicional al orgánico le costó a su familia varios años de pérdidas y trabajo constante .

“Pero ahora estas matas están produciendo más que el promedio nacional. Aquí tengo café arábigo, híbrido, caturra, amarillo y rojo”, aseguró Emilio Marín.

De Frailes a Estados Unidos

Buen mercado para café orgánico

Los granos de café que los indígenas cabécares cosechan en Frailes son saboreados en alguna de las 6.000 cafeterías que la empresa Starbucks Coffee posee en Estados Unidos.

El director de la firma exportadora Delicafé, Francisco Mena, afirmó que productores como Emilio y Heriberto Marín, tienen un promisorio mercado en Estados Unidos con tostadores como Starbucks.

Según Mena, los productores de café orgánico obtienen hasta $190 en lugar de los $120 por fanega que reciben los productores tradicionales. A su vez, compañías como Starbucks colocan ese producto a un precio de hasta $12 por cada libra (0,45 kg).

El exportador aseguró que una vez que el cafetal está consolidado en su modo de producción orgánica, tiene costos de producción incluso menores que los de los productores tradicionales.

Cosechar juntos

Por turnos. Las mujeres cabécares se turnan unas a otras para cuidar a los niños más pequeños sin tener que perder la oportunidad de seguir con la tarea de recolección. Algunos de los niños permanecen en el campamento, donde una parte del grupo prepara los alimentos. Otros acompañan a sus madres hasta corazón del cafetal. Durante un alto en sus labores, el pasado 31 de diciembre a las 10:30 a.m., Hazel Herrera mecía a su sobrina Natalia de dos meses de edad quien dormía en una hamaca colgada entre los cafetos. Detrás, María Brenes, con su hijo Andrin, de ocho meses.



http://www.nacion.com/ln_ee/2008/enero/03/economia1370631.html

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