viernes, 25 de julio de 2008

Café de Colombia

Cafés especiales de Colombia deleitan paladares extranjeros

MONSERRATE, Colombia (Reuters) - Tras un viaje que incluyó avión, autobús, vehículo todo terreno y hasta caballo, Sarah Kluth llega junto con varios colegas a un inhóspito pueblo incrustado en las montañas de Colombia en busca de un nuevo tesoro para el paladar de sus clientes.

Kluth hace parte de un pequeño grupo de compradores que cruzó miles de kilómetros desde Estados Unidos para probar un café especial producido por los pobladores de Monserrate, en tierras en las que hasta hace pocos años para sobrevivir alternaban el cultivo del grano con el de la hoja de coca y la amapola, materias primas de la cocaína y la heroína.

Y es que la travesía vale la pena, si se tiene en cuenta que mientras una taza de café considerado "normal" cuesta cerca de 4 dólares en las tiendas de Estados Unidos, una de tipo especial puede doblar fácilmente ese precio.

"El cliente disfruta del café colombiano, principalmente la estructura del sabor del café colombiano, el gran balance que lo caracteriza, esas notas acarameladas, las dulces notas de tierra," dijo a Reuters Kluth, directora de control de calidad de la tostadora Intelligentsia Coffee & Tea, de Chicago.

Monserrate, con unos 2.000 habitantes, está situado a 1.700 metros de altura, en medio de las montañas del departamento del Huila, desde donde se alcanza a ver uno de los pocos nevados que sobrevive en este país andino, considerado el tercer mayor productor mundial de café.

Según los expertos, el café especial brinda cualidades como mejor brillo, mayor dulzor, buen cuerpo y más acidez, unas especificaciones que no otorga el café estándar.

"En muchos casos un café tiene el sabor sólo de café, pero cafés excepcionales tienen otros sabores elegantes, más dulzor, caramelo, limón, flores como jazmín," explicó Craig Holt, propietario de Atlas Coffee Importers, basada en Seattle.

CAFE POR COCA

El beneficio también lo reciben los campesinos, que al tener contacto directo con los exportadores y los compradores extranjeros obtienen mejores precios.

"Aunque depende de cada café, de cada cliente, de cada circunstancia de mercado, se pueden obtener primas de unos centavos hasta un dólar por encima de la bolsa (de Nueva York)," explicó Juan Manuel Villegas, portavoz de la exportadora colombiana Racafé, en medio de un cafetal.

Las exportaciones colombianas de ese tipo de café pasaron de 200.000 sacos de 60 kilos en el 2002 a un poco más de un millón previstos para este año, destinados a Estados Unidos, Japón y Europa, según la Federación Nacional de Cafeteros.

El caso de Monserrate hace parte de un programa de 22 proyectos en Colombia financiados por la agencia estadounidense USAID y el Gobierno para alentar la sustitución de cultivos ilícitos por cafés especiales en un área de 11.863 hectáreas.

Los agricultores se pasaron a los cultivos ilícitos tras la crisis derivada del rompimiento del pacto internacional cafetero en 1989, el fenómeno climático de El Niño y la plaga de la broca, un insecto que ataca la cereza del café.

"Es que la presión de los ilícitos es muy dura, no es lo mismo estar dentro de un cultivo de amapola o un cultivo de coca a estar aquí dentro del café," dijo Gabriel Gil, quien ahora es el orgulloso líder de los productores.

"Nos ofrecieron lo de proyectos de café entonces volvimos a retomar la caficultura," agregó el cultivador de 50 años.

POTENCIAL

Los productores y exportadores de café ven en este nicho un amplio potencial esa industria en Colombia, de la que derivan su sustento unas 500.000 familias, debido a las variadas condiciones geográficas del país que aporta diferentes sabores, así como a su tradicional forma de manipular el café, de forma manual, lo que permite una mejor selección del producto.

El resultado se vio reflejado en mayo pasado, cuando una muestra de otra región del país, enviada por Racafé obtuvo el galardón de Café del Año por parte de la Asociación Americana de Cafés Especiales, en Minneapolis.

Pero aún queda un largo terreno por recorrer si se tiene en cuenta que anualmente se consumen unos 13 millones de sacos de cafés especiales, apenas un 10 por ciento del consumo mundial de la bebida.

"En este momento es un descubrimiento que hay muchísimos tipos de café en Colombia, muchas oportunidades para descubrirlos, es un tiempo excepcional para eso," opinó Holt, quien alterna el negocio de importación con su labor como voluntario de la organización no gubernamental ACDI VOCA, que opera los recursos del programa.



http://lta.reuters.com/article/domesticNews/idLTAN2440696220080724?sp=true

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