Dos inversionistas taiwaneses venden café nicaragüense de primera calidad en Taipei y han empezado a exportar el mismo grano a China Continental y Vietnam, convencidos de que este producto atrapará el gusto de los consumidores asiáticos. Una cualidad de sus marcas es que el café lo cultivan ellos mismos en una finca que compraron en el norte de Nicaragua.
Una bolsa de café, el regalo que un día llevó su sobrino Scott, fue el principio de un buen negocio para Grace J. Y. Chen, quien de forma inesperada se vinculó a un país lejano y desconocido para ella: Nicaragua.
Chen reside en Taiwán, una isla del Pacífico Occidental, entre Japón y Filipinas, y su principal inversión en este momento está a más de nueve mil kilómetros de distancia, al otro lado del océano, en una zona montañosa y fría de Jinotega, donde posee una finca con 130 manzanas cultivadas de café.
Scott Yang, médico pediatra que trabaja en California, Estados Unidos, conoció en febrero del 2006 al médico nicaragüense Omar Gutiérrez, quien le obsequió la bolsa con el mejor café de su tierra de origen, Jinotega.
Semanas después, mientras Grace saboreaba el café una tarde lluviosa en Taipei, le manifestó a su sobrino el interés de vender ese grano en Taiwán, considerando que por su calidad lograría ventajas en el mercado de la isla, donde la moda de los cafés ganaba clientes cada día.
“Mi familia ha trabajado en el campo por más de 20 años, donde tenemos un laboratorio para producir semillas y se me ocurrió que podíamos mejorar las de café y cultivar plantas con más producción y calidad”, relata Grace.
Por esa razón quiso visitar Nicaragua cuanto antes, en especial la zona donde había sido cultivado aquel café. “Era un campo bello, precioso”, exclama la empresaria al recordar su primera impresión de la campiña jinotegana, cuando recorría los cafetales a más de 1,500 metros sobre el nivel del mar.
A VIETNAM Y CHINA
En el edificio 207 de la calle Tun Hua, en la ciudad de Taipei están las oficinas de la empresa Trisum Corp., donde cada día Grace J. Y. Chen revisa los precios internacionales del café y atiende a compradores del grano nicaragüense.
Primero compró café a productores de Jinotega para venderlo en Taiwán y luego empezó a producir su propio café en el norte de Nicaragua, en la finca Tres Soles, que adquirió hace año y medio en sociedad con su sobrino Scott.
Durante el año 2006, la empresa de Chen importó a Taiwán un cargamento de 18 mil 975 kilogramos de café, valorado en 41 mil 426 dólares, según los registros oficiales de las exportaciones de Nicaragua.
En el 2007, según Grace, llevaron a Taiwán 500 sacos de café que sumaron 34 mil 500 kilogramos, un volumen 45 por ciento mayor que el del año anterior, con la diferencia de que en este cargamento ya iba parte de la producción selecta de los plantíos de Tres Soles.
El interés de Grace es vender café de primera calidad en Taiwán y en otros países de Asia, por lo que su inversión en Nicaragua en los últimos tres años se ha concentrado en mejorar los plantíos, ya renovados en 112 manzanas.
Durante el 2007 hicieron las primeras exportaciones de café nicaragüense, de Taiwán hacia Vietnam y China Continental, con la intención de abrir nuevos mercados al buen café.
Si Grace vive en Taipei y Scott en California, ¿cómo hacen para dirigir la producción de la finca? Ella explica que este negocio a distancia sólo ha sido posible por la amistad de Omar Gutiérrez, quien primero les ayudó a conseguir una plantación buena y luego ha sido el supervisor que cada semana les informa por internet detalles de las labores de cultivo y cosecha, según la época.
“Yo también soy su apoderado, ellos me dieron un poder general”, explica Gutiérrez, un médico que incursionó en el negocio del café hasta que conoció a Scott a través de la familia Rizo López, de Jinotega.
“Hemos ido aprendiendo”, dijo Gutiérrez al relatar que al principio ni él ni los inversionistas taiwaneses dominaban todos los asuntos relacionados con la finca cafetalera y las exportaciones.
Una ventaja de los nuevos plantíos en Tres Soles es que crecen estimulados por nutrientes orgánicos, producidos por la familia de Chen en Taiwán, donde han logrado buenos resultados en otros cultivos.
Scott, quien vive más cerca de Nicaragua, viaja con frecuencia desde Estados Unidos, a veces cada mes, para tomar decisiones claves en la finca. Las visitas de Grace a Jinotega son más distantes y la última vez que estuvo en Tres Soles fue en enero pasado.
Ambos se muestran satisfechos con la inversión y sus resultados, y en este momento sólo lamentan la escasez de mano de obra en Jinotega.
“No es fácil encontrar obreros”, afirma Scott. “Parece que no hay suficientes trabajadores y eso ha aumentado los costos, porque cada vez hay que ofrecer más salario”.
BUEN SABOR Y SALUD
Aunque en las calles de Taipei es fácil encontrar una cafetería, incluso con nombres de referencia internacional como Starbucks, el mercado en este país todavía es pequeño para este producto, sobre todo si se trata de cafés de primera calidad.
“Los taiwaneses no conocen mucho el café nicaragüense y nuestra empresa es nueva en la importación de café”, comenta Grace. “Por eso tenemos que trabajar más que los demás, para expandir esa influencia y la fama del café de Nicaragua”.
Aclara que el grano producido en la finca Tres Soles “pertenece al café de calidad, no se compara con el café del comercio” en Taiwán.
La empresa Trisum Corp., que desde 1985 hace negocios con frutas, orquídeas y té, se ha concentrado en “educar a los consumidores” taiwaneses para el consumo del buen café y, en consecuencia, Grace logró formar el 5 de junio último la Asociación de Café Especializado de Taipei, que ya reúne a 60 empresas.
Grace, quien coordina la asociación, ha organizado eventos con invitados especiales para degustar el café nicaragüense, mientras les reitera el mensaje de que este grano tiene “buen sabor y salud” porque es ciento por ciento natural.
CONSEJERO: FENÓMENO INEVITABLE
Una bebida tradicional en la República de China en Taiwán es el té, del cual existen decenas de variedades que acompañan cada comida de los taiwaneses, pero las generaciones jóvenes también concurren a las cafeterías como una moda más.
Ming Lai Wang, consejero de Agricultura de Taiwán, dice que los jóvenes de su país “tienen esa diversión” de tomar café, la que calificó como “un fenómeno inevitable”.
Considera que el café se ha vuelto atractivo para los jóvenes porque “trae elementos que te animan”, una razón para que las autoridades de Taiwán estén considerando obligar a las cafeterías a poner rótulos que le indiquen a los clientes cuánta cafeína tiene cada taza de café.
“Es para educar a los consumidores”, enfatiza Lai.
La empresaria Grace J. Y. Chen cree que en Asia cada día habrá más clientes para el café y por eso su interés en hacer notar, entre los consumidores, la diferencia de sabores entre granos con calidad gourmet y los más comerciales.
José Fang y Emilia Wu es una pareja de estudiantes que suele concurrir a las cafeterías de Taipei. José cuenta que aprendió a beber café en España, a donde fue a estudiar español algunos meses. Emilia explica que lo toma para relajarse, cada vez que sale con sus amigos. “Nos reunimos en las cafeterías para charlar”, dice la joven indicando cuál es el punto de encuentro preferido de la gente de su edad.
http://www.laprensa.com.ni/archivo/2008/julio/02/suplementos/negocios/269264.shtml
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