Perú expande su rol como proveedor líder de café especial
LA MERCED, Perú.- La producción cafetalera de Perú, el mayor exportador mundial de café orgánico, experimenta un auge porque los productores se han centrado en la calidad, en desarrollar mercados nicho y en hallar maneras para superar los obstáculos que puedan bloquear el crecimiento.
Tras comenzar a cultivar café hace cuatro años, el agricultor peruano Oscar Chávez, de 32 años, ha transformado su proyecto orgánico en un negocio viable. Recientemente se paró en la cima de su finca y mirando sus cafetos rebosantes de cerezas rojas y amarillas vislumbró un futuro brillante.
"Cultivar café es muy rentable. Es mejor que cultivar plátanos o yuca. Los precios son buenos, especialmente los del café orgánico", afirmó Chávez, cuya finca de 14 hectáreas está ubicada en las afueras de La Merced, un pueblo en la selva 240 kilómetros al este de la capital, Lima.
Por años, el Gobierno peruano ha alentado la siembra de café en vez de la de coca, la materia prima de la cocaína. Si bien el cultivo de la coca sigue creciendo en Perú, el segundo productor mundial, ha ido aumentando a un ritmo menor que el del café.
Los precios altos y razonablemente estables también han elevado las exportaciones cafetaleras, que representan el 95 por ciento de la producción de Perú.
Este año, el país sudamericano exportaría 5,8 millones de sacos de 46 kilogramos de café, de acuerdo a la asociación nacional de productores. Esa cifra representaría un incremento del 15 por ciento frente a la cosecha del 2006, la última interanual.
El café especial -como el orgánico, el procedente del comercio justo, el kosher y aún el cultivado tomando en cuenta la protección de las aves- ha liderado el aumento. Esos granos comprenden el 30 por ciento de las exportaciones cafetaleras.
El café orgánico, en particular, es muy adecuado para Perú, un país con poca historia de agricultura de alta tecnología y a gran escala, dijo Paul Rice, presidente y presidente ejecutivo de TransFair USA, una organización que certifica los productos de comercio justo.
Muchos productores no pueden costear los fertilizantes químicos, por lo tanto cultivar café orgánico, que paga una prima sobre el café convencional, tiene un costo relativamente bajo. También, los productores pobres tienden a trabajar parcelas pequeñas con tecnología limitada, lo que significa que su café es recogido a mano y secado al sol.
"No fue un gran salto llevarlos desde el orgánico pasivo al orgánico certificado", afirmó Rice.
Aunque los agricultores de pequeñas parcelas no poseen economías de escala, su café es ideal para algunos mercados especializados.
Los exigentes bebedores de café en Estados Unidos y Europa, que compran la mayor parte del café peruano, dicen que los granos cultivados a 1.000 metros sobre el nivel del mar son de una calidad especialmente buena. Perú cultiva gran parte de su café en la cordillera de los Andes, a una gran altitud.
"En términos de volumen, no podríamos competir con países como Brasil y Colombia (...) de modo que debemos hallar nuestras ventajas comparativas", sostuvo César Rivas, presidente de la asociación nacional de productores y jefe de La Florida, una cooperativa de La Merced que se centra en los cafés orgánicos y de comercio justo.
A pesar del auge, los líderes de la cooperativa dicen que los productores enfrentan desafíos, como llevar sus cosechas al mercado y pagar por fertilizantes naturales para aumentar los rendimientos.
Los costos de transporte son altos en Perú, donde las carreteras son angostas, ventosas y frecuentemente obstaculizadas por deslaves.
En otros lugares simplemente no hay caminos. Chávez transportaba los sacos de café en su espalda hasta la cooperativa antes de construir una carretera que uniese su finca a la calle pública. Sin embargo, Chávez afirma que seguirá cultivando café.
"Amo el café. Me gustaría comenzar mi propio negocio de exportación", puntualizó.
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