El acuerdo internacional del café
Sobre el precio tiene una frase que puede ser un saludo a la bandera, pero se habla de precios justos tanto para importadores como para exportadores
En el número 22 de la calle Berners en Londres, sede de la Organización Internacional del Café (OIC), se estuvieron moviendo bastante en los últimos días de agosto. El tiempo apremiaba, pues vencía el plazo para la firma del nuevo acuerdo cafetero. Si bien este tipo de acuerdos ya no tienen la importancia que tuvieron antes del fin de la década de los ochenta, cuando la organización mantenía un precio artificial con el fin de que fuera remunerativo para los productores, es un foro internacional importante ahora que las economías globalizadas exigen escenarios para impulsar el comercio.
El acuerdo no obstante plantea entre sus objetivos que la OIC debe ser un foro para la defensa de las condiciones estructurales de largo plazo del mercado del café. Tanto del lado de la oferta (los países productores) como de la demanda (los países importadores para su consumo) y como cualquier mercado el punto de encuentro -normalmente de equilibrio- es el precio. Pues bien, sobre el precio tiene una frase que puede ser un saludo a la bandera, pero se habla de precios justos tanto para importadores como para exportadores. El comercio justo exige que se remunere debidamente la cadena de valor que precede el consumo. Pero la realidad es que la interferencia que ha habido en el comercio internacional por parte de potentes tostadores y de fondos de inversión, muchas veces ha jugado contra el precio.
En lo que va corrido del año la cotización del grano se ha movido por encima de 1,4 dólares por libra para el café colombiano, lo que en condiciones normales -léase sin revaluación- es una buena remuneración para los productores, pero también ha habido largos tiempos con cotizaciones muy por debajo de un dólar por libra; por ejemplo, en el 2002 estuvo cerca de 60 centavos la libra colombiana, para otros cafés de menor calidad llegó a estar en 30 centavos. Sencillamente representó una época de pérdidas reales para muchos países con estructuras de costo altas.
Otro aspecto que nos parece fundamental son los esfuerzos por incrementar la demanda de café, que en los últimos años viene aumentando a un ritmo del 2%, un buen comportamiento, que se debe al crecimiento de los países asiáticos y Rusia, entre otros, y a que entre la gente joven se ha aumentado el consumo.
Una OIC que lleve estadísticas está bien, pero debe ir más allá. El desarrollo de estructuras sociales y económicas más fuertes en los países productores, lo mismo que asegurar una caficultura ambientalmente sostenible y la eliminación de barreras para el comercio, son funciones que seguramente el mercado requiere que sean atendidas con decisión.
El colombiano Néstor Osorio, quien se desempeña como el director de la OIC, ha logrado sostener la Organización y enrutarla por una senda que le dé un rol importante a la organización y que no se quede reducida a un lugar de encuentro diplomático sin mayor trascendencia económica.
Que 28 países exportadores, junto con los importadores como Estados Unidos, Unión Europea, Suiza y Turquía, que han firmado el acuerdo, conforman un grupo bien significativo del comercio internacional de café. Este acuerdo tendrá vigencia por diez años y entra en rigor desde finales de septiembre.
Para quienes quieran leer el texto de acuerdo lo pueden visitar en: http://dev.ico.org/documents/ica2007e.pdf
http://www.lapatria.com/Noticias/ver_noticiaOpinion.aspx?CODNOT=47423&CODSEC=13
Sobre el precio tiene una frase que puede ser un saludo a la bandera, pero se habla de precios justos tanto para importadores como para exportadores
En el número 22 de la calle Berners en Londres, sede de la Organización Internacional del Café (OIC), se estuvieron moviendo bastante en los últimos días de agosto. El tiempo apremiaba, pues vencía el plazo para la firma del nuevo acuerdo cafetero. Si bien este tipo de acuerdos ya no tienen la importancia que tuvieron antes del fin de la década de los ochenta, cuando la organización mantenía un precio artificial con el fin de que fuera remunerativo para los productores, es un foro internacional importante ahora que las economías globalizadas exigen escenarios para impulsar el comercio.
El acuerdo no obstante plantea entre sus objetivos que la OIC debe ser un foro para la defensa de las condiciones estructurales de largo plazo del mercado del café. Tanto del lado de la oferta (los países productores) como de la demanda (los países importadores para su consumo) y como cualquier mercado el punto de encuentro -normalmente de equilibrio- es el precio. Pues bien, sobre el precio tiene una frase que puede ser un saludo a la bandera, pero se habla de precios justos tanto para importadores como para exportadores. El comercio justo exige que se remunere debidamente la cadena de valor que precede el consumo. Pero la realidad es que la interferencia que ha habido en el comercio internacional por parte de potentes tostadores y de fondos de inversión, muchas veces ha jugado contra el precio.
En lo que va corrido del año la cotización del grano se ha movido por encima de 1,4 dólares por libra para el café colombiano, lo que en condiciones normales -léase sin revaluación- es una buena remuneración para los productores, pero también ha habido largos tiempos con cotizaciones muy por debajo de un dólar por libra; por ejemplo, en el 2002 estuvo cerca de 60 centavos la libra colombiana, para otros cafés de menor calidad llegó a estar en 30 centavos. Sencillamente representó una época de pérdidas reales para muchos países con estructuras de costo altas.
Otro aspecto que nos parece fundamental son los esfuerzos por incrementar la demanda de café, que en los últimos años viene aumentando a un ritmo del 2%, un buen comportamiento, que se debe al crecimiento de los países asiáticos y Rusia, entre otros, y a que entre la gente joven se ha aumentado el consumo.
Una OIC que lleve estadísticas está bien, pero debe ir más allá. El desarrollo de estructuras sociales y económicas más fuertes en los países productores, lo mismo que asegurar una caficultura ambientalmente sostenible y la eliminación de barreras para el comercio, son funciones que seguramente el mercado requiere que sean atendidas con decisión.
El colombiano Néstor Osorio, quien se desempeña como el director de la OIC, ha logrado sostener la Organización y enrutarla por una senda que le dé un rol importante a la organización y que no se quede reducida a un lugar de encuentro diplomático sin mayor trascendencia económica.
Que 28 países exportadores, junto con los importadores como Estados Unidos, Unión Europea, Suiza y Turquía, que han firmado el acuerdo, conforman un grupo bien significativo del comercio internacional de café. Este acuerdo tendrá vigencia por diez años y entra en rigor desde finales de septiembre.
Para quienes quieran leer el texto de acuerdo lo pueden visitar en: http://dev.ico.org/documents/ica2007e.pdf
http://www.lapatria.com/Noticias/ver_noticiaOpinion.aspx?CODNOT=47423&CODSEC=13
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